
INTERCAMBIO PSICOANALÍTICO, 14 (2), 2023, pp 35 - 57
ISSN 2815-6994 (en linea) DOI: doi.org/10.60139/InterPsic/14.2. 3/
54 / FLAPPSIP
De esta manera, vemos que Green recurre nuevamente a Lacan, pero pre-
cisamente en lo que se reere a la inclusión de la representación de la cosa
que buscaba en Peirce. En su opinión, la representación de palabras no
abarca toda la gama de procesos que ocurren en el setting, por lo que es ne-
cesario incluir otros modos de representación, más allá de las palabras. La
idea lacaniana de que la palabra es el “homicidio de la cosa” denuncia que lo
simbólico es incapaz de dar cuenta de lo real, armando su limitación y, por
lo tanto, la existencia de un resto, no simbólico, innombrable, no circunscrito
en la representación de palabras, pero que se presenta en la escena analíti-
ca como un resto por simbolizar.
Así, a pesar de ser el a las inuencias de la metapsicología freudiana y a
la herencia lacaniana que no logra superar completamente, Green desa-
rrolla su metapsicología de los límites, yendo más allá de sus predecesores
y proponiendo nuevas perspectivas en la clínica de los estados límite. Su
concepto de terceridad y proceso terciario parte, entonces, de un lugar de
gran proximidad a la metapsicología freudiana para alejarse gradualmente
de ella, inicialmente a través de la conceptualización de una terceridad que
intenta abordar lo que la dualidad freudiana no podía. En este movimiento,
incluye la idea de un proceso terciario que abarca los procesos primarios y
secundarios, pero no se reduce a ellos, sino que realiza un trabajo de cone-
xión esencial que, según él, es una condición sine qua non para el proceso
analítico. En este sentido, sus ideas refuerzan nuestra propuesta de conside-
rar la necesidad de construir algo adicional en la clínica, un tercero que vaya
más allá de los elementos primarios a partir de los cuales se constituye. Su
enfoque en la simbolización, relacionado con la clínica de los estados límite,
destaca otro aspecto que deseamos resaltar: el aspecto paradójico que en-
contramos en sus formulaciones, especialmente representado por la idea
previamente discutida de la dinámica de presencia-ausencia.
Al igual que Green, a través de una relectura de la obra freudiana, Kaës
(2011) encuentra referencias al tercero, al que denomina “intermediario”,
denido como aquel que permite superar la separación entre dos espacios
y destaca las nociones de preconsciente, ego, síntoma, para-excitación y for-
mación de compromiso. La categoría del intermediario que propone es un
proceso de reducción de oposiciones, que pone n al conicto y cumple una
función de conexión. Los procesos intermedios expresan una nueva forma
de concebir las relaciones entre continuidad y ruptura, permanencia y trans-
formación, y se reeren al “entre”, a lo que conecta, que actúa como puente,
que no está ni aquí ni allá, pero tampoco es el medio. Constituye así una
articulación que surge, sobre todo a partir de la noción de intersubjetividad
y muestra su riqueza y pertinencia solo a partir de “un dispositivo derivado
(...) del tratamiento psicoanalítico individual (...), en el que aparecen con más
facilidad las articulaciones entre el espacio intrapsíquico, (...) pluripsíquico,
intersubjetivo, colectivo, social y cultural” (p.12), lo que, según él, Freud no
pudo desarrollar.
Al referirse a los estados límite y llamar la atención sobre las fallas en los
sistemas de conexión, arma que se trata de las “patologías del vínculo in-
tersubjetivo”, del narcisismo, de lo originario y de la simbolización primaria, y